En noches como ésta
resulta fácil morir,
no importa en qué plaza,
fácil colgar la soga
de cualquier viga de la
que penda la vida.
En noches como ésta
los cuerpos se retuercen
y las bocas se buscan,
intercambian alientos
con un fuego dentro que
los vuelve azufre.
En noches como ésta
viento y perro aúllan,
bajo la luna ténue,
bajo la luna pura, que
suda y muerde, que duda
y muere.
En noches como ésta
el poeta pasea,
saludando a las ánimas,
sonriendo a la muerte,
mira al mundo y descubre
que la noche le crece dentro.
© Nicanor García Ordiz, 2010.